Hay mazo de crítica social, en los medios, cuando aparecen como monedas de cobre los términos avaricia, descontrol, catástrofe. Al inocente le queda el consuelo de que ha descubierto gracias al Zen que es testimonio de lo que pasa. Mientras el maestro estaba haciendo malabares con los bricks de Alipende, unos descontrolados se lo llevaban crudo. Pero la situación está normalizada y en el futuro será restaurada, como ya dijeron.
—Somos medios, la correa de transmisión de lo que pasa y lo que tiene que pasar, es decir, del futuro. Y mientras esperas que entrullen a los pocos chivos de La Crisis, disfrutas de ese acceso a todo.
La globalización es internet. Si no de qué ibas a tener que escuchar los ladridos del pastor. Si se restringe el uso de la red se va a perder otra porción de la libertad de expresión, se quedará en boletín oficial del estado de las cosas, un catálogo de fotos de gente borracha y de divagadores.
¿Puede una época de cambios en la rutina del capitalismo convertirse en una época pre revolucionaria? ¿De verdad habla el Papa con Dios? La respuesta en ambos casos es la misma, pero centrémonos en la segunda. Si os habéis leído La Posibilidad de una Isla, igual que a mí, os llamaría la atención la parte en la que se explica la disolución de la Iglesia católica. Así será probablemente cuando llegue el '68 de la globalización, si llega.
¿En España? No, en España probablemente seguirán las procesiones como guiño hacia los nostálgicos y tradicionales; uno más entre una lista interminable de guiños, tantos que quizá lo que haya un solo gran guiño progresista, los elogios a Guardiola, las frases de Zapatero.
Y como médiums de lo que pasa, hay una idea que aprendí en Regreso al futuro que es que no hay que influir en el devenir, es decir, no es posible hacerlo pero si creyéramos que sabemos interferir, ¿por dónde empezar? Uno dijo el otro día: "¡Habría que matar a ese tipo!" y se refería a un locutor de televisión, pero, ¿por qué a ése, primero? ¿sólo porque le tienes rabia en ese momento? ¡Qué poco serio!
—Primero se tendría que hacer un estudio de mercado sobre qué puede desencadenar una reacción suficiente, realizar exhaustivos expedientes de los candidatos, estudiar la estrategia, asegurar la posterior repercusión por medio de canales suficientes y, para cuando llegue la hora de hacerlo, es posible que el candidato se haya difuminado en la nómina del lobby de su sector, en una cadena autonómica, en un despacho o en un accidente de tráfico. Un atentado no puede ser sólo simbólico, eso lo sabe cualquier magnicida.
Entonces todo el poder para los medios, dijo él desengañado.
El País Semanal, después de su célebre reportaje a favor de las nucleares nos sorprenderá este domingo o el que viene con uno de esos textos de colorines sobre madres que decidieron no abortar y ahora gestionan con su socio una Pyme que vende chufas al campeonato de Valencia de Fórmula uno.
Mientras, prosiguen, entre europeos y católicos a lo largo del mundo, las conversaciones para el reparto de la política en el jugoso período de una crisis de valores.